|Nota: Colaboración ||Foto: Web|

Columna de Ernesto Schammas

Cuanto dolor debe soportar nuevamente este pueblo. Y otra vez la desidia, el olvido y el poco profesionalismo a la hora de dirigir y manejar a nuestras instituciones. Cada desilusión que golpea a nuestro pueblo, es un puñal a la esperanza de un país que cree y que quiere salir de tanta mediocridad. Que no entiende como las responsabilidades pasan a ser un solo y mero capitulo o precepto que no merece ser tenido en cuenta.

O que si no lo tomas como tal, nunca pasara nada. Total aquí en nuestra querida Argentina, nadie es culpable por no cumplir con su digno trabajo. Nunca hay culpables, menos responsables, todo sigue como si nada. Por que no le preguntan a los familiares del ARA San Juan, si sus vidas será igual desde ahora? Si esto paso, si esta desgracia sucedió, fue por que algo se hizo mal. Es el razonamiento normal que se me ocurre. Debemos saber que somos un país con muchas contrariedades y demasiadas dificultades. Tenemos el obstáculo y el impedimento natural de un país que primero debe fortalecer sus cimientos y raíces, para volver a ser una nación grande. Aquella que alguna vez fuimos. Por ahí se dijo, somos un país pobre, no creo que sea para tanto. Tenemos la riqueza del pueblo que quiere salir del ostracismo y el letargo que algunos que nos gobernaron nos llevaron a estar donde estamos.

Siempre querré ser positivo, pero no me gustaría mentirme y sentirme omnipotente. Quiero saber donde estoy parado, saber lo que puedo dar y hacer.

Una vez un hombre pobre me decía: “para que quiero dos pares de zapatos, si solo puedo usar uno, y mi actividad solo me demanda uno”.

Yo no quiero mas dolor para inocentes que se sacrifican por ideales justos y loables. Quiero que mis compatriotas sueñen con horizontes verdaderos, cercanos y sobre todo reales. Quiero que una vez por todas nos adelantemos a los sucesos malos y no a que las desgracias siempre nos sorprendan. Y además que haya algunos que las justifiquen. Ojala nunca mas diga “fue una desgracia y ya no pasara”, quiero creer en los que nos dirigen. Aunque ellos y nosotros debemos crecer y comportamos con responsabilidad. Esa misma que cultivamos y honramos desde nuestra pequeña trinchera. Por mas pequeña que sea, ayudara a cambiar nuestro destino.

A los 44 tripulantes del ARA San Juan, que seguramente viven en el corazón de todo un pueblo.