Viernes 29 de Marzo de 2024 . SdE. República Argentina.
05 - Febrero - 2018 |

Juntada de emociones en una interminable cuarta noche

Juntada de emociones en una interminable cuarta noche

|Nota: ||Foto: |

Si de algo sabe el santiagueño, es de la perpetuidad de los momentos. Tal lo demostró la Salamanca en su cuarta noche, donde el disfrute se extendió hasta las 8 am, tal cual Cacharpaya salteña.

Para menos no era. La programación tenía a 30 artistas, entre danza y canto, para subir al Jacinto Piedra. Los nuevos cantos de Nika Maldonado, Frutos del Folklore, Índigo, Lechuga Gerez Mishki Dimi, Sayana Tanta encendían las palmas del predio que a las 23 hs estaba a un 80% ocupado.

La atención se puso de pie con la visita por primera vez de Gregorio Gomez Cantos, hijo del mítico Jacinto. Tras 21 años en Alemania y otros países, se animo a seguir el legajo de su padre. Con sones de rumba flamenca, variado ritmos latinos y el paisaje del momento pintado por un artista en vivo, compusieron un galardón para una noche que se las traía.

Los primeros invitados comprovincianos, Gustavo Chazarreta de Córdoba y Che Joven de Los Todos (Baires), dejaban su huella pujante. El serrano nuevamente piso tierra natal paterna (su padre santiagueño fue ícono campeonatos argentinos de básquet), en tanto los hermanos Coliqueo sencillitos y firmes reivindicaron con sus canciones los derechos de pueblos originarios, cuya sangre lleva descendencia mapuche , entendiendo mas allá de que se trata el tema.

La medianoche caia a los pies de la danza. Una juntura de voces y músicos locales eran el soporte para que “el bailarín de los montes” mudanceara al universo. Juan Saavedra, sus hijos (Naza, Jesus, Yago),y su compañera Sandra, reivindicaron porque aun el seudónimo le sienta a la perfección. Seguido a ello, subieron Gregorio, Peteco y el mismo Juan a recordar a Los Santiagueños. Algunas lágrimas de bellos tiempos, corrieron arriba y debajo el escenario.

“Simplemente tocar y sentirnos satisfechos con nosotros mismos”, afirmaba en conferencia Peteco sobre “Riendas Libres”, su nueva juntura, que tiene a Homero (hijo) en guitarra, Martina Ulrich en batería, y especial participación de Jesús y Yago (Saavedra), en danza y percusión. Un público predispuesto, paciente, escucho las nuevas chacareras, zambas y vidalas. Esta última melodía fue de los otros momentos sollozos. “Soy de Los Lagos”, tema dedicado a “Fatiga” Reynoso, el mansero del bombo que nos dejo hace dos años, oriundo del popular barrio.

Si hay un artista que puede dar cátedra del crecimiento de La Salamanca, es el Dúo Coplanacu. Son 27 ediciones, tienen 27 presentaciones. Esa misma alegría, canto fuerte, simple, bailable, acercaba las horas a la “noche esperada”. También, chacareras nuevas,y con un formato más amplio de músicos que lo acompañan, Julio y Roberto le dieron viento a un fuego que no paraba de crecer a las 2 am.

Faltaba el último bastión. El changuito de los rulos, de Frías, de la versatilidad musical. “El Raly” subía al escenario. A ese tiempo, 3.20 am, había que quedarse en el lugar. Si se caminaba, se perdía la zona de guarida para bailar o simplemente estar y apreciar otras tandas de canciones lozanitas, lozanitas. La mayoría de pie, y atentos a la voz redonda, prolija, dulce, le fiesta era instante de foto. “Nos vamos porque vienen muschos mas. A esta hora el santiagueño tiene que esta pensado que hacer cuando termine el festival”, soltó al aire en el ultimo bis proclamado, y sonó “Zamba y acuarela”.

Pero faltaba más, y ese más continúo a minutos. Sin avasallamientos como en la noche viernes, la gente aplaudía emocionada la esperada llegada que duro 14 años, la de Peteco, Julio, Roberto y Raly: La Juntada.

Como si fuera el Luna Park aquel año 2003, solo que al aire libre y con 25 mil personas. El ensamble musical paso por todos los estados a los presentes. No quedo ninguna canción cantada en aquel proyecto que nació por esa forma de ser santiagueña, de juntarse con un amigo -o no- a perpetuar el tiempo. “Añoranzas” y “La Mazamorra” culminaron el nostálgico regreso. Que nadie sabe si continuara, pero se aprovecho al gramo. Pasó así, pocos bailaban, pocos dispersaban la vista, lo único importante era aquel tiempo juntos de Raly, Peteco, Julio y Roberto.

Ante tanta intensidad la fiesta continúo. Se encendió más. Los próximos a subirse al escenario a las 5.10 am, con sonrisas, sin quejas (al menos visibles),fue Banda XXI. Contracara de lo sucedido el viernes, el folclore cordobés con el cuarteto era canilla libre de divertimento. La inmovilidad tenida en La Juntada se fue en la maratónica sucesión de canciones para mover el esqueleto. El que no sabía bailar, aprendió. “Nuevamente en La Banda, al santiagueño le gusta la fiesta y para eso estamos”, coreoba Lucho Castro, una de las voces del trío.

El sol se sumaba a la fiesta, que no termino ahí. Si, de los 30 artistas faltaban un par que querían subir, porque para eso fueron. La Callejera en breves minutos devolvió el folclore tradicional al estadio, con 5 mil personas firmes y a la espera de otro ritmo bien tradicional, la guaracha. Dany Hoyos daba más leña al fuego ,y también apagaba, a las 6.30 am a la interminable noche de emociones de la cuarta luna salamanquera.

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05 - Febrero - 2018 |

Juntada de emociones en una interminable cuarta noche

Si de algo sabe el santiagueño, es de la perpetuidad de los momentos. Tal lo demostró la Salamanca en su cuarta noche, donde el disfrute se extendió hasta las 8 am, tal cual Cacharpaya salteña.

Para menos no era. La programación tenía a 30 artistas, entre danza y canto, para subir al Jacinto Piedra. Los nuevos cantos de Nika Maldonado, Frutos del Folklore, Índigo, Lechuga Gerez Mishki Dimi, Sayana Tanta encendían las palmas del predio que a las 23 hs estaba a un 80% ocupado.

La atención se puso de pie con la visita por primera vez de Gregorio Gomez Cantos, hijo del mítico Jacinto. Tras 21 años en Alemania y otros países, se animo a seguir el legajo de su padre. Con sones de rumba flamenca, variado ritmos latinos y el paisaje del momento pintado por un artista en vivo, compusieron un galardón para una noche que se las traía.

Los primeros invitados comprovincianos, Gustavo Chazarreta de Córdoba y Che Joven de Los Todos (Baires), dejaban su huella pujante. El serrano nuevamente piso tierra natal paterna (su padre santiagueño fue ícono campeonatos argentinos de básquet), en tanto los hermanos Coliqueo sencillitos y firmes reivindicaron con sus canciones los derechos de pueblos originarios, cuya sangre lleva descendencia mapuche , entendiendo mas allá de que se trata el tema.

La medianoche caia a los pies de la danza. Una juntura de voces y músicos locales eran el soporte para que “el bailarín de los montes” mudanceara al universo. Juan Saavedra, sus hijos (Naza, Jesus, Yago),y su compañera Sandra, reivindicaron porque aun el seudónimo le sienta a la perfección. Seguido a ello, subieron Gregorio, Peteco y el mismo Juan a recordar a Los Santiagueños. Algunas lágrimas de bellos tiempos, corrieron arriba y debajo el escenario.

“Simplemente tocar y sentirnos satisfechos con nosotros mismos”, afirmaba en conferencia Peteco sobre “Riendas Libres”, su nueva juntura, que tiene a Homero (hijo) en guitarra, Martina Ulrich en batería, y especial participación de Jesús y Yago (Saavedra), en danza y percusión. Un público predispuesto, paciente, escucho las nuevas chacareras, zambas y vidalas. Esta última melodía fue de los otros momentos sollozos. “Soy de Los Lagos”, tema dedicado a “Fatiga” Reynoso, el mansero del bombo que nos dejo hace dos años, oriundo del popular barrio.

Si hay un artista que puede dar cátedra del crecimiento de La Salamanca, es el Dúo Coplanacu. Son 27 ediciones, tienen 27 presentaciones. Esa misma alegría, canto fuerte, simple, bailable, acercaba las horas a la “noche esperada”. También, chacareras nuevas,y con un formato más amplio de músicos que lo acompañan, Julio y Roberto le dieron viento a un fuego que no paraba de crecer a las 2 am.

Faltaba el último bastión. El changuito de los rulos, de Frías, de la versatilidad musical. “El Raly” subía al escenario. A ese tiempo, 3.20 am, había que quedarse en el lugar. Si se caminaba, se perdía la zona de guarida para bailar o simplemente estar y apreciar otras tandas de canciones lozanitas, lozanitas. La mayoría de pie, y atentos a la voz redonda, prolija, dulce, le fiesta era instante de foto. “Nos vamos porque vienen muschos mas. A esta hora el santiagueño tiene que esta pensado que hacer cuando termine el festival”, soltó al aire en el ultimo bis proclamado, y sonó “Zamba y acuarela”.

Pero faltaba más, y ese más continúo a minutos. Sin avasallamientos como en la noche viernes, la gente aplaudía emocionada la esperada llegada que duro 14 años, la de Peteco, Julio, Roberto y Raly: La Juntada.

Como si fuera el Luna Park aquel año 2003, solo que al aire libre y con 25 mil personas. El ensamble musical paso por todos los estados a los presentes. No quedo ninguna canción cantada en aquel proyecto que nació por esa forma de ser santiagueña, de juntarse con un amigo -o no- a perpetuar el tiempo. “Añoranzas” y “La Mazamorra” culminaron el nostálgico regreso. Que nadie sabe si continuara, pero se aprovecho al gramo. Pasó así, pocos bailaban, pocos dispersaban la vista, lo único importante era aquel tiempo juntos de Raly, Peteco, Julio y Roberto.

Ante tanta intensidad la fiesta continúo. Se encendió más. Los próximos a subirse al escenario a las 5.10 am, con sonrisas, sin quejas (al menos visibles),fue Banda XXI. Contracara de lo sucedido el viernes, el folclore cordobés con el cuarteto era canilla libre de divertimento. La inmovilidad tenida en La Juntada se fue en la maratónica sucesión de canciones para mover el esqueleto. El que no sabía bailar, aprendió. “Nuevamente en La Banda, al santiagueño le gusta la fiesta y para eso estamos”, coreoba Lucho Castro, una de las voces del trío.

El sol se sumaba a la fiesta, que no termino ahí. Si, de los 30 artistas faltaban un par que querían subir, porque para eso fueron. La Callejera en breves minutos devolvió el folclore tradicional al estadio, con 5 mil personas firmes y a la espera de otro ritmo bien tradicional, la guaracha. Dany Hoyos daba más leña al fuego ,y también apagaba, a las 6.30 am a la interminable noche de emociones de la cuarta luna salamanquera.


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